Tercera Parte: “Defensa de los libros deuterocanónicos frente al protestantismo”
* Lo primero ver que Lutero quita los deuterocanónicos porque le “molestaban” por así
decirlo, ya vimos que los protestantes reconocen la autoridad de la Iglesia para el
canon de !uevo Testamento pero no para el del Antigua Testamento, tienen nuestro
mismo !uevo Testamento cosa que los ortodoxos no, los ortodoxos tienen mas libros
canonizados. Por medio del Espíritu Santo tenemos certeza de Fe que la biblia es la que
tenemos nosotros. ¿Qué dicen los protestantes? ¿por qué les molestan esos libros?
Vamos a ver:
¿Que dicen los protestantes?
• A continuación detallaré versículos donde encontramos estas justificaciones:
2ª de Macabeos 12.45 «Si él no hubiera creído en la resurrección de los soldados
muertos, hubiera sido innecesario e inútil orar por ellos. Pero, como tenía en cuenta
que a los que morían piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su
intención era santa y piadosa. Por esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos,
para que Dios les perdonara su pecado«. Justifica el orar por los muertos.
Tobit 12.9 «Dar limosna salva de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan
limosna gozarán de larga vida«. El perdón de los pecados gracias a las limosnas, osea
la Fe por medio de Obras. (Tobit =Tobias, una es la versión hebrea, la otra griega)
2ª de Macabeos 15.12-16 «La visión era esta:… se trataba de un personaje de la más
alta autoridad. Onías tomó la palabra, y dijo: «Este es Jeremías, el profeta de Dios, el
amigo de sus hermanos, que ora mucho por el pueblo y por la ciudad santa.”
Jeremías extendió la mano derecha, le dio a Judas una espada de oro y le dijo: «Toma
esta espada santa, que Dios te da; con ella destrozarás a los enemigos.”«. Aquí vemos
otra creencia religiosa católica y es que los muertos (pues Jeremías estaba en el
Cielo), pueden interceder por los vivos, justificando así la oración a los «Santos”.
*Esas son las razones por las cuales era mejor para los protestantes poner como
autoridad de canonización de Antiguo Testamento al concilio de Jamnia (90 A.D), el
cual que hizo para distanciarse de los católicos y en el que llamaban a Jesús blasfemo,
en esas personas son en las que se confían los protestantes, mejor aún, inventan una
hermosa teoría, la teoría “en bloc”, la cual dice que Jesús le da a los apóstoles los
libros del Antiguo Testamento para hacer más adelante la biblia, un hermoso invento
que históricamente no tiene fundamento, incluso después del concilio de Jamnia de
algunos de esos libros de Antiguo Testamento se dudaba de su canonicidad, ya vimos
las razones protestantes, vamos a ver algo mejor, las excusas.
• También en estos libros aparecen contradicciones a la Palabra de Dios:
Tobit 6.4-9 «El ángel le dijo: Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el hígado, y
guárdalos. Son un remedio muy útil. … Entonces el muchacho preguntó al ángel:
Amigo Azarías, ¿para qué sirven de remedio la hiel, el corazón y el hígado del
pescado? Él contestó: Cuando una persona es atacada por un demonio o espíritu
malo, si se queman delante de esa persona el corazón y el hígado del pescado, cesa el
ataque y no se repite jamás. Y cuando una persona tiene nubes en los ojos, si se untan
con la hiel y se sopla en ellos, queda sana«. Según los protestantes se apoya aquí la
práctica de los curanderos.
Tobit 8.1-3 «Cuando terminaron de cenar, decidieron ir a acostarse. Llevaron al
muchacho a la habitación. Tobías se acordó entonces de lo que le había dicho Rafael.
Sacó de su bolsa el hígado y el corazón del pescado, y los puso sobre las brasas en las
que se quemaba incienso. El olor del pescado no dejó acercar al demonio, y este salió
huyendo por el aire hasta la parte más lejana de Egipto. Rafael fue y lo encadenó allá,
y volvió inmediatamente«. A esto lo llaman práctica pagana y de brujería.
*Del libro de Tobías los exégetas se dividen en tres posturas, una es que el relato es
totalmente real, otra que es totalmente ficticio pero que como en Judit sirve para dar
una enseñanza y la última que es también la de la Iglesia, es que tiene una base al
menos históricamente cierta pero que no todo lo que dice es real sino que es más un
folclore, o sea, lo principal del libro de Tobías es ver la justicia que le llega al justo y el
principio de la ángeología, Jesús curaba con tierra y saliva ¿es un curandero por eso?,
en los exorcismos se usa agua y sal bendita, ¿son curanderos los sacerdotes por eso?,
no, claro que no, y así con los demás sacramentos. El relato de Tobías deja una
enseñanza, lo mismo se puede aducir al Antiguo Testamento, por ejemplo en Génesis,
¿todo lo que pasó en el Génesis es verídico e histórico?, no se sabe, y la verdad ni
interesa, la teología y la Fe busca el porqué no el cómo, para el cómo está la ciencia,
Dios hizo al mundo, ¿por qué?, ahí tenemos al Génesis, ¿cómo? Bueno que se ocupe la
ciencia de ver el cómo, con un big bang o con lo que sea, sería algo tonto pensar que
había alguien anotando las cosas que hacía Dios en la creación. ¿Con la hiel del pez se
espantaban demonios?, lo dudo, sino terminaríamos con los exorcismos haciéndonos
pescadores, ahora saquemos la parte literal, con la hiel del pez se expulsan los
demonios, perfecto, ¿Cuál fue el símbolo de reunión cristiana de los primeros
tiempos?, un pez, ¿Qué casualidad no?, la Iglesia católica tiene el poder de exorcizar.
2ª de Macabeos 14.41-42 «Las tropas estaban ya a punto de tomar la torre donde se
encontraba Razís, y trataban de forzar la puerta de fuera, habiendo recibido órdenes
de prender fuego y quemar las puertas, cuando Razís, acosado por todas partes,
volvió su espada contra sí mismo, prefiriendo morir noblemente antes que caer en
manos de aquellos criminales y sufrir injurias indignamente«. Según los protestantes
este pasaje da validez al suicidio, no condenándolo.
*Hay una lectura1 Samuel capítulo 31 (que está en su biblia) que dice:
1 Los filisteos entablaron combate con Israel. Los hombres de Israel huyeron ante
ellos y cayeron heridos de muerte en el monte Gelboé.
2 Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl, y mataron a Jonatán, Abinadab y
Malquisúa, los hijos de Saúl.
3 El peso del combate recayó entonces sobre Saúl. Los arqueros lo descubrieron, y fue
herido gravemente por ellos.
4 Saúl dijo a su escudero: «Saca tu espada y traspásame, no sea que esos incircuncisos
vengan a traspasarme, para vergüenza mía». Pero su escudero no quiso hacerlo,
porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella.
5 Al ver que Saúl estaba muerto, también su escudero se echó sobre su espada y murió
junto a él.
6 Así murieron juntos, aquel día, Saúl, sus tres hijos y su escudero.
En este relato del libro de Samuel también habla del suicidio pero ni en este ni en
Macabeos se puede hablar de que “aliente” al suicidio, pero en definitiva si en
Macabeos alienta el suicidio y por eso hay que quitarlo habrían de quitar también
1Samuel.
Judit 9.13 «Dame palabras para poder engañarlos y causarles el desastre y la muerte,
pues tienen planes perversos contra tu alianza, contra el templo consagrado a ti,
contra el monte Sión y contra la ciudad que es hogar y propiedad de tus hijos«. Dicen
los protestantes: “Dios es la verdad, nunca justifica la mentira y menos la inspira, por
lo que este texto enseña algo contrario a la Palabra de Dios”.
*Confunden una verdad natural con otra sobrenatural, el engaño del que habla Judit
no es el de mentira sino el de confusión, además nosotros oramos al Señor,
supongamos que lo que pide Judit es una mentira, yo les preguntaría a ustedes, ¿todo
lo que le pedimos a Dios es lo que deberíamos pedirle? No, ¿Cuál es el problema
entonces? Muchas veces pedimos mal y cosas que no deberíamos pedirle al Señor,
“Señor que pierda el Barça”, cuantos hay que piden por un partido de fútbol, por
ejemplo, Dios tiene tres respuestas: si, no o espera un rato, cuantas oraciones hay que
hablan de confundir, yo tengo una que es la de la recomendación del alma para el
buen morir, que se la da a alguien cuando está a punto de morir para recomendarlo
al Señor, y dice algo así como que se vean confundidas las legiones infernales que se
vean engañados, no creo que le estemos pidiendo a Dios mentirles a los ángeles
caidos.
Sabiduría 11.17 «Tu mano omnipotente, que de la materia sin forma creó el mundo«.
Según el Génesis Dios crea el mundo de la nada, sólo con su Palabra.
*Cuando le encuentren la mano a Dios me avisan. Es una figura como las tiene en
gran cantidad la biblia: “El Señor es mi roca y mi baluarte”, Dios no es ninguna roca,
ni ningún baluarte, pero es una imagen bíblica, como esas hay miles.
Eclesiástico 12.6-7 «También Dios aborrece a los malvados y les dará su castigo.
Debes dar al bueno, pero no al malvado; da alivio al afligido, pero no des nada al
orgulloso«. Contradice claramente el mandato divino de amar a nuestros enemigos y
no tiene en cuenta la misericordia divina. A nosotros no nos es permitido juzgar si una
persona es buena o no, todo el juicio le pertenece a Dios.
*Juzgan al Antiguo Testamento como al Nuevo Testamento, ah claro, como dice en el
Antiguo Testamento que Dios castiga, mejor saquemos al Antiguo Testamento de las
biblias porque en el Nuevo Testamento todo lo perdona.
• También encontramos numerosos errores históricos. Ponemos estos a modo
de ejemplo:
Judit 1.1 «Cuando Nabucodonosor estaba en el año doce de su reinado sobre los
asirios en Nínive, su capital«. Está demostrado y documentado que Nabucodonosor
nunca fue rey de Asiria sino de Babilonia, aunque conquistó este reino nunca trasladó
su capital a Nínive.
*Al igual que Tobías es una historia para dejar una enseñanza, ¿ustedes como harían
entonces para sentar por escrito que es de esa manera? Dando inexactitudes
históricas, porque si fuese literal malinterpretarías muchas veces la biblia.
Baruc 1.1-2 «Este es el libro que Baruc, hijo de Nerías y descendiente de Maaseías,
Sedequías, Hasadías e Hilquías, escribió en Babilonia el día siete del mes del año
quinto después que los caldeos se apoderaron de Jerusalén y la incendiaron.«. Crea
contradicción con el libro de Jeremías, que afirma claramente que Baruc no estaba en
Babilonia, sino en Egipto: «Por el contrario, Johanán y todos los jefes militares
reunieron a la poca gente de Judá que aún quedaba … incluyendo a Jeremías y a
Baruc. Sin hacer caso de la orden del Señor, todos ellos se fueron a Egipto y llegaron
hasta la ciudad de Tafnes.” (Jeremías 43.4-7)
*¿La biblia se contradice? Que poco leen los protestantes si acusan de esto, al libro de
Baruc, entonces también deberían atacar con el mismo motivo al libro de la Sabiduría
ya que el autor dice ser “Salomón hijo de David” estando escrito menos de un siglo
antes de la venida del Señor y en griego, por tanto según los protestantes los 70 judíos
que hacen el canon griego eran judíos ignorantes ¿no?, bueno la verdad es que no,
tanto Sabiduría como Baruc responden a un artilugio literario, eran judío que para
indicar que iban a dejar una enseñanza religiosa ponían el nombre de una figura
importante, ya sea Baruc que era como el ayudante de Jeremías como Salomón el hijo
del rey David, ahora bien si Lutero hubiese leído el capítulo 6 de Baruc, las llamadas
“cartas de Jeremías”, lo ponía como el libro más célebre de todo el Antiguo
Testamento ya que es un constante asedio a la idolatría, no hay en toda la biblia un
ataque tan grande como en ese capítulo, la Iglesia consciente de la verdad que no es
idolátrica lo toma como palabra de Dios, si Lutero lo hubiese visto supongo que
también.
*Buscando encontré también un argumento bueno dado por un hermano en la
Fe que habla de la canonización y del porqué de la infabilidad de la Iglesia, dice
así:
Si la Biblia requirió de la Iglesia para su Canon (lista de libros que se incluyen) pienso
que la el proceso de decisión sobre el Canon debiera haber sido «inspirado” por Dios.
Pienso que el mismo tipo de Gracia requerida para decidir que libros se incluirían en
el Canon Bíblico es la misma que se habrá requerido antes para escribirlos. Para mí
hay 4 posibilidades
1) Dios no inspiró la decisión sobre el Canon.
2) Dios dio a los judíos esta Gracia en el siglo II D.C. cuando eligieron el Canon
Masorético (después de haber rechazado a Jesús como Mesías)
3) Dios dio esta Gracia a la Reforma en 1546
4) Dios dio esta Gracia a la Iglesia Católica en Hipona (393 D.C.) y Cártago (397 D.C.)
en virtud del Espíritu de Pentecostés.
*Si la 1) fuese cierta, entonces a Dios no le importa que haya dos canónes dando
vueltas por ahí, el hebreo y el griego, conociendo a Dios me parece que esa no sirve.
La versión 3) está muy buena, Dios espera 1500 años para hablar del canon, que
lástima que Lutero no vino antes, ¿no?, bueno me parece que esa tampoco, nos quedan
dos, o que aquellos que rechazaron a Jesús, al Salvador, al Mesías, Dios contento, les
da a ellos el poder para canonizar la biblia siendo este posterior a Pentecostés, (que
providencial es el Señor), ¿Qué hubiese pasado si el concilio hubiera sido antes del año
90? Estaríamos en problemas, pero Dios es providente.
Desarrollo de las decisiones sobre el Canon Bíblico
AD 51-125: Se escribieron los libros que conforman el T.
AD 140: Marcion, un empresario de Roma pensaba que había dos Dioses
Yahweh, el Dios cruel del AT y Abba el «Padre” del NT. Marcion eliminó totalmente el
AT como Escrituras y como era por ello antisemita del NT solamente mantuvo 10 de
las Cartas de Pablo y 2/3 del Evangelio de Lucas (eliminando toda referencia a la
identidad judía de Jesús). El «Nuevo Testamento de Marcion” fue el primero en ser
compilado forzando a la Iglesia a decidir el núcleo del canon: los 4 Evangelios y las
Cartas de Pablo
AD 200: La periferia del canon no había sido aún determinada. De acuerdo a una lista
compilada en Roma en el 200 D.C. (Canon Muratoriano) el NT consistía en los 4
Evangelios, los Hechos, las 13 Cartas de Pablo (sin incluir Hebreos), 3 de las 7 Cartas
Católicas (1-2 Jn y Jds) y el Apocalipsis de Pedro
*¿Por qué no estaban en ese códice la epístola a los hebreos? Por que no se conoce el
autor, se le atribuye a San Pablo pero es distinta a las demás epístolas, por eso entra
dentro de las “cartas paulinas”, o sea cartas de San Pablo, la Iglesia más que ver el
autor se fijó en el contenido, a la Iglesia le importa que esté inspirado no quien lo
escribió por, por eso es como una excepción, recuerden los tres motivos que tubo la
Iglesia para poner un libro en el !uevo Testamento: que tenga concordancia con la
enseñanza y tradición apostólica, que sea inspirado y que sea de un apóstol o discípulo
del Señor, en este caso por eso es una excepción.
AD 367: La primera de las listas completas de los libros del NT en el número y orden
exacto como las conocemos es escrita por Atanasio, Obispo de Alejandría en su «Carta
Festal” en el #39 del 367 D.C.
AD 382: El concilio de Roma (convocado por el Papa Dámaso) comienza el
movimiento para definir un canon universal para todas las iglesias locales. El NT es
listado en su número y orden actuales
AD 393: El Concilio de Hipona comienza a discutir el Canon propuesto años antes por
el Obispo Atanasio
AD 397: El Concilio de Cártago redefine el Canon de la Iglesia de Occidente con la
ratificación del Papa Inocencio. En el Oriente este proceso canónico fue obstaculizado
por un número de problemas incluyendo cismas (como el de la Iglesia de Antioquía de
la que se separaron los Coptos).
A.D. 787: El Segundo Concilio de Nicea adopta el Canon de Cártago. A partir de este
momento las iglesias Latina de Occidente y los Griegos/Bizantinos del Este comparten
el canon. Sin embargo las iglesias monofisitas y nestorianas del Este [que conforman
ahora parte del cristianismo ortodoxo: coptos y asyrios (caldeos, sirios y siro-
malankares); armenios ysiro-malabares (estos ultimos se reunificaron siglos
despues)] estaban ya separadas y no aceptaron el canon hasta el Concilio de
Florencia en el que acordaron unidad a este respecto en 1442
AD 1442: En el Concilio de Florencia toda la Iglesia Católica (Este y Oeste) reconoció
la Septuaginta y los 27 del NT confirmando el Canon Romano de la Biblia que el Papa
Dámaso había publicado mil años antes. De modo que a partir de 1442 todas las
ramas de la Iglesia incluso las Ortodoxas quedaron ligadas por el mismo canon, 100
años antes de la Reforma
AD 1536: En su traducción de la Biblia del griego al alemán, Lutero remueve los 7
deuterocanónicos y 4 libros del NT (Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis)
poniéndolos en un «Apéndice” diciendo que eran «menos” canónicos
AD 1546: En el Concilio de Trento la Iglesia Católica reafirma de una vez por todas la
lista completa de los 27 libros del NT y confirma la inclusión de los libros
Deuterocanónicos que habían sido parte del Canon Bíblico desde la Iglesia Primitiva y
confirmado en los sucesivos concilios de 393 AD, 787 and 1442 AD. En Trento, Roma
dogmatiza el Canon incluyéndolo como materia de derecho canónico lo que a este
punto quiere decir que el caso se ha cerrado para bien.
*¿Por qué la Iglesia no canonizó antes de Trento los libros de la biblia? Porque no
había problemas con la canonización.
Tambien encontré un trabajo bien hecho el cual amplié un poco buscando las citas
bíblica, es de objeciones de los protestantes y respuestas católicas.
Objeción #1
“Esos libros nunca formaron parte del canon judío. Pablo afirma que los judíos fueron
los depositarios de la Revelación (Romanos 3,2) y el suyo es, por tanto, el canon
válido. No existe ni un solo ejemplar del Antiguo Testamento editado en hebreo que
contenga los apócrifos.”
Respuesta:
Todas las evidencias apuntan a que entre los judíos existió un doble canon. El canon
breve de los judíos de Palestina, que no contenía los libros Deuterocanónicos, y el
canon amplio de los judíos alejandrinos, que comprendía los libros Deuterocanónicos.
Hay sin embargo algunas evidencias de que tal vez entre los judíos palestinos hayan
circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica
más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos:
del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).
Es absurdo rechazar un libro porque no haya sido escrito en la lengua de los judíos,
pues esto se debe principalmente a que (a) El griego comenzaba a ser lengua común
para todos y (b) Se perdieron los originales de algunos libros y sólo quedaron sus
copias en griego. Un ejemplo de esto último es el Eclesiástico, que fue originalmente
escrito en hebreo y que San Jerónimo lo conoció en su lengua original.
En tiempos de los apóstoles la Septuaginta era la traducción del Antiguo Testamento
de uso común, y esta contenía los Deuterocanónicos; por ello no es de extrañar que
300 de las más de 350 referencias directas que se hacen en el Nuevo Testamento al
Antiguo hayan sido tomadas de la Septuaginta. Cuando Pablo dice en 2Timoteo 3:16
“Toda escritura es inspirada” está hablando de la Septuaginta.
Objeción #2
“Los libros apócrifos no son citados nunca por el Señor ni por sus apóstoles en el
Nuevo Testamento”
Respuesta:
No es cierto, pero antes que nada, hay que saber diferenciar entre las formas de hacer
referencia al Antiguo Testamento que usaron los autores del Nuevo Testamento.
Primero tenemos las referencias directas, que generalmente usan la forma “para que
se cumpliera lo que estaba escrito” o simplemente “como está escrito”; y las
indirectas, que carecen de dicha fórmula. Aquí hay algunos ejemplos de referencias
indirectas hechas a los libros Deuterocanónicos en el Nuevo Testamento:
Hebreos 11,35: «… 35 Hubo mujeres que recobraron con vida a sus muertos. Unos se
dejaron torturar, renunciando a ser liberados, para obtener una mejor resurrección.
.” El único lugar en el Antiguo Testamento en que encuentras referencia a esto es en
2Macabeos 7:1-29. Si no tienes 2Macabeos, ¿Cómo puedes explicar esto?
2Macabeos 7:1-29
Capítulo 7
1 También fueron detenidos siete hermanos, junto con su madre. El rey, flagelándolos
con azotes y tendones de buey, trató de obligarlos a comer carne de cerdo, prohibida
por la Ley.
2 Pero uno de ellos, hablando en nombre de todos, le dijo: «¿Qué quieres preguntar y
saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir, antes que violar las leyes de nuestros
padres».
3 El rey, fuera de sí, mandó poner al fuego sartenes y ollas,
4 y cuando estuvieron al rojo vivo, ordenó que cortaran la lengua al que había
hablado en nombre de los demás, y que le arrancaran el cuello cabelludo y le
amputaran las extremidades en presencia de sus hermanos y de su madre.
5 Cuando quedó totalmente mutilado, aunque aún estaba convida, mandó que lo
acercaran al fuego y lo arrojaran a la sartén. Mientras el humo de la sartén se
extendía por todas partes, los otros hermanos y la madre se animaban mutuamente a
morir con generosidad, diciendo :
6 «El Señor Dios nos está viendo y tiene compasión de nosotros, como lo declaró
Moisés en el canto que atestigua claramente: «El Señor se apiadará de sus
servidores».
7 Una vez que el primero murió de esta manera, llevaron al suplicio al segundo.
Después de arrancarle el cuero cabelludo, le preguntaron: «¿Vas a comer carne de
cerdo, antes que sean torturados todos los miembros de tu cuerpo?».
8 Pero él, respondiendo en su lengua materna, exclamó: «¡No!». Por eso, también él
sufrió la misma tortura que el primero.
9 Y cuando estaba por dar el último suspiro, dijo: «Tú, malvado, nos privas de la vida
presente, pero el Rey del universo nos resucitará a una vida eterna, ya que nosotros
morimos por sus leyes».
10 Después de este, fue castigado el tercero. Apenas se lo pidieron, presentó su lengua,
extendió decididamente sus manos
11 y dijo con valentía: «Yo he recibido estos miembros como un don del Cielo, pero
ahora los desprecio por amor a sus leyes y espero recibirlos nuevamente de él».
12 El rey y sus acompañantes estaban sorprendidos del valor de aquel joven, que no
hacía ningún caso de sus sufrimientos.
13 Una vez que murió este, sometieron al cuarto a la misma tortura y a los mismos
suplicios.
14 Y cuando ya estaba próximo a su fin, habló así: «Es preferible morir a manos de los
hombres, con la esperanza puesta en Dios de ser resucitados por él. Tú, en cambio, no
resucitarás para la vida».
15 En seguida trajeron al quinto y comenzaron a torturarlo.
16 Pero él, con los ojos fijos en el rey, dijo: «Tú, aunque eres un simple mortal, tienes
poder sobre los hombres y por eso haces lo que quieres. Pero no creas que Dios ha
abandonado a nuestro pueblo.
17 Espera y verás cómo su poder soberano te atormentará a ti y a tu descendencia».
18 Después de este trajeron al sexto, el cual, estando a punto de morir, dijo: «No te
hagas vanas ilusiones, porque nosotros padecemos esto por nuestra propia culpa; por
haber pecado contra nuestro Dios, nos han sucedido cosas tan sorprendentes.
19 Pero tú, que te has atrevido a luchar contra Dios, no pienses que vas a quedar
impune».
20 Incomparablemente admirable y digna del más glorioso recuerdo fue aquella
madre que, viendo morir a sus siete hijos en un solo día, soportó todo valerosamente,
gracias a la esperanza que tenía puesta en el Señor.
21 Llena de nobles sentimientos, exhortaba a cada uno de ellos, hablándoles en su
lengua materna. Y animando con un ardor varonil sus reflexiones de mujer, les decía:
22 «Yo no sé cómo ustedes aparecieron en mis entrañas; no fui yo la que les dio el
espíritu y la vida ni la que ordenó armoniosamente los miembros de su cuerpo.
23 Pero sé que el Creador del universo, el que plasmó al hombre en su nacimiento y
determinó el origen de todas las cosas, les devolverá misericordiosamente el espíritu y
la vida, ya que ustedes se olvidan ahora de sí mismos por amor de sus leyes».
24 Antíoco pensó que se estaba burlando de él y sospechó que esas palabras eran un
insulto. Como aún vivía el más joven, no sólo trataba de convencerlo con palabras,
sino que le prometía con juramentos que lo haría rico y feliz, si abandonaba las
tradiciones de sus antepasados. Le aseguraba asimismo que lo haría su Amigo y le
confiaría altos cargos.
25 Pero como el joven no le hacía ningún caso, el rey hizo llamar a la madre y le pidió
que aconsejara a su hijo, a fin de salvarle la vida.
26 Después de mucho insistir, ella accedió a persuadir a su hijo.
27 Entonces, acercándose a él y burlándose del cruel tirano, le dijo en su lengua
materna: «Hijo mío, ten compasión de mí, que te llevé nueve meses en mis entrañas, te
amamanté durante tres años y te crié y eduqué, dándote el alimento, hasta la edad
que ahora tienes.
28 Yo te suplico, hijo mío, que mires al cielo y a la tierra, y al ver todo lo que hay en
ellos, reconozcas que Dios lo hizo todo de la nada, y que también el género humano
fue hecho de la misma manera.
29 No temas a este verdugo: muéstrate más bien digno de tus hermanos y acepta la
muerte, para que yo vuelva a encontrarte con ellos en el tiempo de la misericordia».
2. Hebreos 11,38: 38 Ya que el mundo no era digno de ellos, tuvieron que vagar por
desiertos y montañas, refugiándose en cuevas y cavernas.” Esto se encuentra en
1Macabeos 2,28-30 y 2Macabeos 5,27.
2Macabeos 5,27
27 Mientras tanto, Judas, llamado el Macabeo, formó un grupo de unos diez hombres
y se retiró al desierto. Allí vivía entre las montañas con sus compañeros, como las
fieras salvajes, sin comer nada más que hierbas, para no incurrir en ninguna
impureza.
1Macabeos 2,28-30
28 Y abandonando todo lo que poseían en la ciudad, él y sus hijos huyeron a las
montañas.
29 Entonces muchos judíos, amantes de la justicia y el derecho, se retiraron al
desierto para establecerse allí
30 con sus mujeres, sus hijos y sus ganados, porque la desgracia se había
desencadenado sobre ellos
3. Juan 10,22: « 22 Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era
invierno,
…” Esto se encuentra en 1Macabeos 4,52-59.
1Macabeos 4,52-59
52 El día veinticinco del noveno mes, llamado Quisleu, del año ciento cuarenta y ocho,
se levantaron al despuntar el alba
53 y ofrecieron un sacrificio conforme a la Ley, sobre el nuevo altar de los holocaustos
que habían erigido.
54 Este fue dedicado con cantos, cítaras, arpas y címbalos, justamente en el mismo
mes y en el mismo día en que los paganos lo habían profanado.
55 Todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y adoraron y bendijeron al Cielo que les
había dado la victoria.
56 Durante ocho días celebraron la dedicación del altar, ofreciendo con alegría
holocaustos y sacrificios de comunión y de acción de gracias.
57 Adornaron la fachada del Templo con coronas de oro y pequeños escudos,
restauraron las entradas y las salas, y les pusieron puertas.
58 En todo el pueblo reinó una inmensa alegría, y así quedó borrado el ultraje
infligido por los paganos.
59 Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, determinó
que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar del veinticinco del mes
de Quisleu, se celebrara con júbilo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar.
4. Romanos 9,21: « 21 ¿No es el alfarero dueño de su arcilla, para hacer de un mismo
material una vasija fina o una ordinaria?
Esto se encuentra en Sabiduría 15,7
Sabiduría 15,7
7 Así un alfarero amasa laboriosamente la tierra blanda y modela cada uno de los
objetos que usamos. Con la misma arcilla modela indistintamente objetos destinados
a un uso noble y otros que tendrán un destino contrario; pero es el alfarero el que
decide cuál será la función de cada uno de ellos.
5. 1Pedro 1,6-7, 6 Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que
deben sufrir momentáneamente:
7 así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro
perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y
de honor el día de la Revelación de Jesucristo.
” Esto se encuentra en Sabiduría 3,5-6
Sabiduría 3,5-6
5 Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba
y los encontró dignos de él.
6 Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto.
7 Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como chispas por los
rastrojos.
6. Romanos 1,18-32, “18 En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la
impiedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia retienen prisionera la
verdad.
19 Porque todo cuanto de se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos:
Dios mismo se lo dio a conocer,
20 ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se hacen visibles a
los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo
tanto, aquellos no tienen ninguna excusa.
21 en efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como
corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente
insensata quedó en la oscuridad.
22 Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios,
23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a
hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles.
24 Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de su corazón, Dios los entregó a
una impureza que deshonraba sus propios cuerpos,
25 ya que han sustituido la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las
criaturas en lugar del Creador, que es bendito eternamente. Amén.
26 Por eso, Dios los entregó también a pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron
las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza.
27 Del mismo modo, los hombres dejando la relación natural con la mujer, ardieron
en deseos los unos por los otros, teniendo relaciones deshonestas entre ellos y
recibiendo en sí mismos la retribución merecida por su extravío.
28 Y como no se preocuparon por reconocer a Dios, él los entregó a su mente
depravada para que hicieran lo que no se debe.
29 Están llenos de toda clase de injusticia, iniquidad, ambición y maldad; colmados de
envidia, crímenes, peleas, engaños, depravación, difamaciones.
30 Son detractores, enemigos de Dios, insolentes, arrogantes, vanidosos, hábiles para
el mal, rebeldes con sus padres,
31 insensatos, desleales, insensibles, despiadados.
32 Y a pesar de que conocen el decreto de Dios, que declara dignos de muerte a los
que hacen estas cosas, no sólo las practican, sino que también aprueban a los que las
hacen.
” Esto se encuentra en Sabiduría 13,1-9
Sabiduría 13,1-9
1 Sí, vanos por naturaleza son todos los hombres que han ignorado a Dios, los que, a
partir de las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a «Aquel que es»., al
considerar sus obras, no reconocieron al Artífice.
2 En cambio, tomaron por dioses rectores del universo al fuego, al viento, al aire sutil,
a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a los astros luminosos del cielo.
3 Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas cosas, ellos las consideraron
como dioses, piensen cuánto más excelente es el Señor de todas ellas, ya que el mismo
Autor de la belleza es el que las creó.
4 Y si quedaron impresionados por su poder y energía, comprendan, a partir de ellas,
cuánto más poderoso es el que las formó.
5 Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las cosas, si llega, por analogía, a
contemplar a su Autor,
6 Sin embargo, estos hombres no merecen una grave reprensión, porque tal vez se
extravían buscando a Dios y queriendo encontrarlo;
7 como viven ocupándose de sus obras, las investigan y se dejan seducir por lo que
ven: ¡tan bello es el espectáculo del mundo!
8 Pero ni aún así son excusables:
9 si han sido capaces de adquirir tanta ciencia para escrutar el curso del mundo
entero, ¿cómo no encontraron más rápidamente al Señor de todo?
7. Apocalipsis 21,18: «El material de esta muralla es jaspe y la ciudad es de oro puro
semejante al vidrio puro.” Se encuentra en Tobías 13,16-17.
Tobías 13,16-17
16 ¡Felices los que se afligieron por tus desgracias, porque se alegrarán en ti y verán
para siempre toda tu felicidad! ¡Bendice, alma mía, al Señor, el gran Rey,
17 porque Jerusalén será reconstruida, y también su Templo por todos los siglos!
¡Feliz de mí, si queda alguien de mi descendencia para ver tu gloria y celebrar al Rey
del cielo! Las puertas de Jerusalén serán hechas de zafiro y esmeralda, y todos sus
muros, de piedras preciosas; las torres de Jerusalén serán construidas de oro, y sus
baluartes, de oro puro. Las calles de Jerusalén serán pavimentadas de rubíes y de
piedras de Ofir;
8. Mateo 13,43: « 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su
Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!” Se encuentra en Sabiduría 3,7.
Sabiduría 3,7
Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como chispas por los
rastrojos.
9. Marcos 14,61-62: «…¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y dijo Jesús: «Sí, yo soy…”
Se encuentra en Sabiduría 2,13.
Sabiduría 2,13
13 El se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor.
10. Lucas 24,4: «… se presentaron dos hombres con vestidos resplandecientes.” Se
encuentra en 2Macabeos 3,26.
2Macabeos 3,26
26 También se le aparecieron otros dos jóvenes de extraordinario vigor,
resplandecientes por su hermosura y vestidos espléndidamente: ellos se pusieron uno
a cada lado y lo azotaban sin cesar, moliéndolo a golpes.
11. Romanos 11,33: «…¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus
caminos!” Se encuentra en Judit 8,14.
Judit 8,14
14 Si ustedes son incapaces de escrutar las profundidades del corazón del hombre y
de penetrar los razonamientos de su mente, ¿cómo pretenden sondear a Dios, que ha
hecho todas estas cosas, y conocer su pensamiento o comprender sus designios? No,
hermanos; cuídense de provocar la ira del Señor, nuestro Dios.
12. 1Corintios 10,20: “20 No, afirmo sencillamente que los paganos ofrecen sus
sacrificios a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes entren en
comunión con los demonios.
” Se encuentra en Baruc 4:7.
Baruc 4:7
7 Ustedes irritaron a su Creador, ofreciendo sacrificios a los demonios y no a Dios;
13. 1Juan 3,17: «Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer
necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” Se
encuentra en Tobías 4,7.
Tobías 4,7
7 como a todos los que practican la justicia. Da la limosna de tus bienes y no lo hagas
de mala gana. No apartes tu rostro del pobre y el Señor no apartará su rostro de ti.
14. 1Corintios 15,29: “De no ser así ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los
muertos no resucitan en manera alguna ¿por qué bautizarse por ellos?” Aquí San
Pablo tenía en mente 2Macabeos 12,44.
2Macabeos 12,44
44 porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría
sido inútil y superfluo orar por los difuntos.
Objeción #3
“No encontramos los apócrifos en ningún catálogo de libros canónicos reconocidos
por la Iglesia en sus primeros cuatro siglos de existencia.”
Respuesta:
Hasta el siglo cuarto la iglesia no se planteó el tema del canon de forma seria [algo
que comenzó a cambiar con San Agustín], pero los cristianos si reconocían esos libros.
Aquí hay algunos ejemplos:
• La Didajé (hacia 90-100 D.C.) 4,5 alude claramente al Eclesiástico 4,31. También
Didajé 5,2 se refiere a Sabiduría 12,7.
• Clemente de Roma (+101 D.C.) aduce el ejemplo de Judit y la fe de Ester. También
alude al libro de la Sabiduría y al Eclesiástico.
• Ignacio de Antioquia (35-107 D.C.) alude al libro de Judit 16,14 en su Epístola a los
Efesios.
• El Pastor Hermas (hacia 140-154 D.C.) tiene bastantes alusiones a diversos libros
Deuterocanónicos: al Eclesiástico, a Tobías, a 2Macabeos y a Sabiduría.
• San Justino (+165 D.C.), en su Diálogo con Trifón acusa a los judíos de rechazar de la
versión griega de los Setenta las Escrituras que testificaban en favor de Cristo.
• Clemente de Alejandría (150-215 D.C.) conoce todos los libros y pasajes
Deuterocanónicos y los considera como sagrados y canónicos.
Objeción #4
“Los más ilustres Padres de la Iglesia rechazaron categóricamente los apócrifos:
Melitón, Atanasio, Jerónimo, Cirilo, Rufino”.
Respuesta:
Este argumento empieza con una premisa falsa, pues San Agustín es el más ilustre de
los Padres de la Iglesia y aceptaba los Deuterocanónicos.
A pesar que durante los siglos I & II se aceptaban los Deuterocanónicos de forma
unánime, durante los siglo III & IV empiezan a surgir dudas respecto a estos. Estas
dudas se originaron principalmente por las disputas con los judíos, quienes negaban
la canonicidad de estos libros, por lo cual los apologistas se vieron obligados a usar
sólo los otros 39 libros del Antiguo Testamento para argumentar.
De los Padres citados por los protestantes, San Jerónimo es el único que rechaza de
forma categórica y absoluta los Deuterocanónicos, pues los demás llegan a aceptar
algunos. La Iglesia sin embargo, nunca ha sostenido que los Padres sean
individualmente infalibles. San Jerónimo finalmente se plegó a la decisión de la Iglesia
de aceptar los Deuterocanónicos, y los incluyó en su Vulgata Latina (la versión que
tomó como oficial el Concilio de Trento).
A partir de fines del siglo V las dudas acerca de los Deuterocanónicos van
desapareciendo, restableciéndose así la unanimidad en el siglo VI.
Objeción #5
“Los mismos libros apócrifos delatan no ser de inspiración divina. Por ejemplo en
2Macabeos 15,38 el autor renuncia a toda pretensión de inspiración”.
Respuesta:
Los protestantes citan aquí un pasaje de 2Macabeos donde el escritor se atribuye a sí
mismo la autoría de dicha obra, para concluir así que tal obra no puede ser de
inspiración divina. Hay sin embargo un paralelo a esto en el Nuevo Testamento, en el
evangelio de Lucas:
“Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han
verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio
fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después
de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su
orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has
recibido.” – (Lucas 1,1-4)
Se hace evidente aquí que el autor del Evangelio de Lucas se atribuye también la
investigación y redacción de dicha obra.
El problema tal vez tenga su origen en la forma en que los protestantes ven la Biblia.
Para nosotros los católicos, Dios inspiró la Biblia pero esta fue escrita por hombres.
Los protestantes en cambio, ven la Biblia tal como si Dios la hubiera dictado palabra
por palabra. Tal visión errada y casi idólatra de las escrituras es la misma que los
lleva a atacar la ciencia y sus avances, por contradecir esta en numerosas ocasiones
su interpretación excesivamente literal de pasajes como el relato de la creación de
Génesis.
La forma en que está escrito el citado versículo de 2Macabeos no hace pensar que no
es inspirado. El autor está más bien preocupado por la composición literaria del libro,
y dice que se esforzó en que la construcción del libro fuera buena; su calidad literaria,
no la validez del contenido.
Objeción #6
“Casi todos estos apócrifos fueron escritos mucho después de que se hubiera cerrado
el tiempo del canon del A.T., que duró hasta Malaquías. Sus autores no pueden ser
profetas, ni tener el oficio profético, ni ser, por tanto, inspirados”.
Respuesta:
Para los protestantes, Esdras habría cerrado de modo definitivo el canon, de tal
manera que en lo futuro no se permitió añadir más libros; para los católicos, en
cambio, la compilación canónica de Esdras no había sido definitiva. Por eso, los judíos
alejandrinos pudieron añadir más tarde los libros Deuterocanónicos.
Son varios los argumentos en que se apoya la postura protestante. En primer lugar, el
celo de Esdras por la Ley. 2 Macabeos 2:13 afirma que Nehemías hizo una biblioteca
para recoger los Libros Sagrados. Flavio Josefo atribuye la formación del canon al
tiempo de Artajerjes I Longímano (465-425 A.C.), es decir, al período en que tuvo
lugar la actividad religiosa de Esdras y Nehemías.
Sin embargo, las dificultades que se oponen a esta teoría son muy fuertes. Si Esdras
fue el que cerró el canon del Antiguo Testamento habría que explicar porque los
libros de las Crónicas y de Esdras fueron incluidos en la lista canónica, pues estos
fueron escritos hasta el tiempo de los griegos, es decir, bastante después de la muerte
de Esdras.
Objeción #7
“Aunque fue permitido la lectura de dichas obras, tanto en Israel como en la Iglesia
Cristiana, para instrucción, jamás fueron tenidas por canónicas ni inspiradas, sino
hasta el Concilio de Trento (1546, diecisiete siglos después que la Iglesia había vivido
sin ellas); este concilio no fue representativo de la Cristiandad, y hoy en día los
mejores teólogos católico-romanos desean que haya sido superada la época
tridentina”.
Respuesta:
Si esos libros no formaron parte del canon hasta 1546 ¿Cómo fue que Martín Lutero
los eliminó en 1534? Este error por sí sólo es una muestra contundente de la poca
solidez de dicha objeción.
La historia demuestra que no es verdad lo que dijo Lutero, los cristianos siempre
habían reconocido esos libros como parte de las escrituras. Los concilios del siglo IV y
posteriores habían confirmado la creencia cristiana. La opinión de Lutero era más
bien la de los judíos que seguían el canon del concilio de Jamnia, hecho a finales del
primer siglo de nuestra era. El problema es que Jamnia no era un concilio Cristiano,
sino uno Judío, llamado específicamente para oponer a la Cristiandad.
Los Concilios de la Iglesia en Hipona (393 D.C.) y Cartago (397, 419 D.C.),
enormemente influenciados por San Agustín, listaron los libros Deuterocanónicos
como escritura inspirada, lo cual fue simplemente el visto bueno de lo que se había
convertido en el consenso general de la Iglesia en Occidente y en la mayor parte del
Oriente. De esta manera, el Concilio de Trento sólo reiteró en términos más fuertes lo
que ya había sido decidido once siglos antes.
Ampliación: Datos sobre cada uno de los deuteronómicos. (catholic.net)
Tobías
El libro de TOBÍAS fue escrito hacia el año 200 a. C. y sólo se ha
conservado en varias versiones griegas y latinas, bastante
diversas unas de otras. Como los libros de Ester y de Judit,
pertenece al género de los relatos "edificantes" o narraciones
elaboradas con el fin de transmitir una enseñanza de carácter
moral y religioso.
Los protagonistas del relato son los miembros de una familia de la tribu de Neftalí,
deportada a Nínive cuando los asirios invadieron y conquistaron el territorio de
Galilea (2 Rey. 15. 29). Esta ambientación fuera de Palestina es un elemento esencial
de la narración, ya que la enseñanza contenida en el Libro está destinada
principalmente a sostener la fe de los judíos dispersos en un ambiente pagano y casi
siempre hostil. Para animarlos a mantenerse fieles al Señor, aun en medio de las
pruebas, el autor les propone un modelo ejemplar en la figura de Tobit, el padre del
joven Tobías. Lo que más se destaca a través del relato es la acción providencial de
Dios. Los hechos que a primera vista parecen casuales responden en realidad a un
designio divino -un "secreto"- que sólo al final se pone de manifiesto (12. 11). Y por
eso, la verdadera sabiduría consiste en mantener la confianza en el Señor, incluso en
las situaciones más desesperadas.
En el libro de Tobías, el ejecutor de este designio divino es un "ángel" llamado Rafael,
que significa "Dios sana". Mientras que en los textos bíblicos más antiguos el Señor se
acerca personalmente a los hombres y habla con ellos, en esta etapa de la Revelación
se acentúa el sentido de la trascendencia divina. Una distancia infinita separa a los
hombres de Dios, pero esa distancia es salvada por la intervención de los ángeles,
cuya función consiste en ser los "mensajeros" de las bendiciones y de los castigos
divinos, y en presentar al Señor las súplicas y necesidades de los hombres (12. 12-15).
Junto con la invitación a confiar en la Providencia divina, la historia de Tobías
destaca otros valores de profundo contenido evangélico: la santidad del matrimonio,
el respeto filial, la misericordia hacia los pobres, la práctica de la limosna, la
aceptación humilde de las pruebas y la eficacia de la oración.
* En una novela didáctica que cuenta la historia de Tobit, el sabio según los cánones
judíos. Un deportado, modelo de obediencia de la Ley, un dechado de virtud que, sin
embargo, se ha quedado ciego. En el otro extremo está Sara, una doncella virtuosa, a
la que se le mueren cuantos la desposan. La pregunta que surge es: ¿Es que acaso a
Dios no le importan nada las cosas que les pasan a los hombres buenos?. El autor
quiere contestar y hace que el Señor intervenga en la vida de los personajes. Es
también un testimonio sobre el matrimonio y el amor.
*El libro de Tobías (“bondad del Señor” en hebreo) o, según la versión girega Tobit,
narra la historia de un judío de la tribu de Neftalí, exiliado en Nívie, fiel a la ley del
Señor y, sin embargo, asedado por la desgracia. En tiempos, fue agente comercial del
rey asirio Salmanasar y tuvo ocasión de depositar diez talentos de plata en manos de
un tal Gabael, en Media. Ahora, en momentos más difíciles, encarga a su hijo que vaya
a recuperar el dinero. Éste, acompañado por el ángel Rafael, llevará buen término su
viaje, se casará con Sara, una joven poseída por el demonio Asmodeo, y traerá la
solución a las desgracias de su padre.
La enseñanza central de Tbías es la dotrina tradicional sobre la retribución en esta
vida: Dios nunca abandona al justo. Esta justicia consiste en la práctica de las buenas
obras, especialmente la limosna, la piedad para con los difuntos y la castidad
matrimonial. Se pone en él claramente de relieve la trascendecia de Dios y nos ofrece
un primer esbozo de angelología; los ángeles son intemediarios entre Dios y los
hombres. Tobías se abre hacia un futuro que parece ir más allá de la misma historia,
previendo la reunificación del pueblo de Dios y la conversión de los paganos.
Judit
Otra vez nos encontramos ante un relato didáctico,
con un marco histórico completamente imaginario,
del que sólo se conservan las versiones griega y latina.
Probablemente, fue escrito en el siglo II a. C., para
mantener el ánimo de la pequeña comunidad judía que luchaba tenazmente por
conservar su independencia frente al avance helenista.
Este Libro refleja cierta influencia de la literatura "apocalíptica", tan en boga en esa
época, según la cual las luchas del tiempo presente no son sino la manifestación del
combate librado continuamente entre las fuerzas del bien y del mal. Nabucodonosor y
Holofernes simbolizan a los eternos enemigos de Dios. Judit –que significa "la Judía"–
personifica el alma de su nación. Fiel a Dios y a su pueblo, ella expone la vida para
salvar a sus compatriotas.
A la prepotencia y la fuerza de un jefe militar, el Libro opone la debilidad de una
mujer, sin más armas que su fe en Dios y en el poder de la oración. Los recursos que
ella emplea no son del todo ejemplares, pero más que dar una lección moral lo que
pretende el autor es poner de relieve que la aparente "debilidad de Dios es más fuerte
que la fortaleza de los hombres" (1 Cor. 1. 25). La astucia decidida de Judit triunfa
sobre el opresor del Pueblo elegido, como en otra ocasión pudo más la honda de David
que la insolencia y la espada de Goliat.
La liturgia cristiana ha visto en el triunfo de Judit algo así como la contrapartida de
la victoria de la serpiente sobre la mujer, al comienzo del género humano (Gn. 3. 15).
Por eso aquella valiente mujer se convirtió en figura de María, la nueva Eva, por
quien recibimos al vencedor del espíritu del mal. Y el Canto de la Virgen María, como
el de Judit, celebra el triunfo de los débiles sobre los poderosos de este mundo (Lc. 1.
46-55).
* Se trata de una narración alegórica escrita originalmente en hebreo. Su mundo es
imaginario con nombres y situaciones que admiten más de un sentido. Betulia es
Betel-casa de Dios, la ciudad donde resiste una comunidad, Judea-Judit. La alegoría
justifica las inexactitudes históricas y geográficas.
*La acción de este libro narrativo se sitúa durante el reinado de Nabucodosor, rey de
Babilonia (605-562 a.C.), que en un momento determinado decide atacar a Arfaxad,
rey de Media. Varios pueblos no acuden a la petición de ayuda hecha por
Nabucodonosor, el cual, tras vencer a Arfaxad, decide castigarlos. Entre ellos está
Judea, cuyos hombres se hacen fuertes en Betulia, cerca de la llanura de Esdrelón,
donde son cercados por hambre y sed. Una débil mujer, Judit, será el instrumento de
Dios para vencer al gran rey y liberar a su pueblo. Toda la obra se puede dividir así en
tres actos del drama: amenaza del ejército de Nabucodonosor a Judea y campaña de
Holofernes (1-7); la heroína Judit (8-12); liberación del pueblo y victoria de Judá
mediante Judit (13-16)
Ester
El libro de ESTER, lo mismo que el de Judit, cuenta cómo el
Pueblo judío fue liberado de sus enemigos gracias a la
intervención de una mujer. Este relato es anterior a la guerra
de los Macabeos, ya que en ese tiempo los judíos de Palestina
celebraban el "día llamado de Mardoqueo" (2 Mac. 15. 36), lo cual supone que
conocían la historia de Ester y posiblemente el Libro mismo. Es probable que la obra
haya sido escrita a fines de la época persa o a comienzos del período griego, es decir,
entre los siglos IV y III a. C.
Este Libro ilustra de manera ejemplar una idea contenida en los escritos sapienciales:
"El que cava una fosa cae en ella" (Ecl. 10. . Toda la narración, en efecto, va
presentando una serie de personajes contrapuestos y de situaciones que terminan por
revertirse. La orgullosa reina Vasti es humillada y sustituida por Ester, la humilde
joven judía. Arnán, el primer ministro omnipotente y pagado de sí mismo, es
ajusticiado en el patíbulo que había preparado para vengarse de Mardoqueo. Por fin,
los judíos dan muerte a todos sus enemigos en el día fijado para su propio exterminio.
Detrás de todos estos "cambios de papeles", está el Señor, cuyo nombre no es
mencionado ni una sola vez en el texto hebreo, pero que va guiando los
acontecimientos para dar la victoria a su Pueblo.
El arte con que están narrados los hechos muestra que el autor no se propuso escribir
la crónica detallada de un hecho histórico preciso. Su intención fue más bien
presentar en forma novelada una triste experiencia vivida repetidas veces por el
Pueblo elegido: la del odio y las persecuciones provocadas por lo que hoy en día se
llama "antisemitismo". Esto explica, al menos en parte, el increíble encarnizamiento
con que los judíos se desquitaron de la amenaza que había pesado sobre ellos. Lo
cierto es que el libro de Ester se opone a la corriente universalista, que había
encontrado una de sus más bellas expresiones en los libros de Rut y de Jonás.
El recuerdo de la gran liberación evocada en este relato fue relacionado más tarde
con la fiesta de los "Purím" o de las "Suertes". Así dicha fiesta, de origen pagano y
meramente profana, entró en el calendario de las fiestas nacionales del Judaísmo,
convirtiéndose en la celebración del triunfo del Señor sobre los enemigos de su Pueblo.
La versión griega de este Libro es bastante más extensa y tiene un tono mucho más
religioso que el texto hebreo original, donde apenas se insinúa una posible
intervención del Señor (4. 14). Las partes propias de la traducción griega se
encuentran entre los Libros "deuterocanónicos".
Al destacar la violenta oposición entre judíos y paganos, este Libro nos lleva a
comprender mejor el alcance de la obra reconciliadora de Cristo. "Él ha unido a los
dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba... Así creó
con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la
paz" (Ef. 2. 14-15).
* Cuenta la historia de una muchacha judía que llegó a ser reina de Persia y, en un
momento en que sus hermanos estuvieron a punto de ser aniquilados, los salvó
jugándose la vida. El compañero es Mardoqueo, su primo y tutor, deportado a
Babilonia con el rey Jeconías o Joaquín. Empleado real, descubre una conspiración
contra el rey. El antihéroe y antagonista de ambos es Amán, el visir del rey, que quiere
acabar con los judíos por despecho. Gracias a la intervención de la heroína los judíos
se salvan, Amán es colgado en la horca que había preparado para Mardoqueo y el rey
permite a los judíos eliminar a quienes querían acabar con ellos. El libro es una
ficción literaria, quizá compuesto para justificar una especie de carnaval judío, la
fiesta de Purim-Suertes, a la que hace refrencia 2 Mac 15,36. Se fecha a finales del
siglo II a.C. El original es hebreo, pero fue completado por un traductor griego; estos
añadidos-en cursiva con la numeración de la Vulgata- le dan un tinte de
espiritualidad del que adolecía el original, aunque alteran su orden.
Daniel
El libro que lleva el nombre de DANIEL fue escrito hacia el 165 a. C.,
cuando el rey Antíoco IV Epífanes pretendió helenizar por la fuerza al
Pueblo judío, obligándolo a abandonar la Ley de Moisés y a practicar el
culto pagano difundido en todo el Imperio seléucida. Su autor vivió en
tiempos de la insurrección de los Macabeos. Pero, a diferencia de estos, él
no apela a la resistencia armada contra el opresor extranjero, sino que
espera y anuncia una intervención extraordinaria del Señor, que es capaz de salvar a
su Pueblo incluso de la muerte.
Con toda propiedad, este Libro puede ser llamado el "Apocalipsis" del Antiguo
Testamento. Como el que figura al final del Nuevo Testamento, también el Apocalipsis
de Daniel contiene una interpretación religiosa de la historia universal y un mensaje
de esperanza para el Pueblo de Dios perseguido a causa de su fe. Además, ambos
Libros tienen la misma forma de expresión literaria -el estilo "apocalíptico", muy
difundido en el Judaísmo a partir del siglo ll a. C.- cuyo rasgo más notorio es la
profusión de imágenes sorprendentes, de alegorías casi siempre enigmáticas y de
visiones simbólicas.
La obra se divide en dos partes bastante diversas. La primera (caps. 1 - 6), de carácter
narrativo, relata seis episodios de la vida de Daniel y de sus compañeros en el exilio.
La segunda (caps. 7 - 12) es la parte estrictamente "apocalíptica", que tiene sus
antecedentes en los escritos proféticos, sobre todo, en las visiones de Ezequiel y
Zacarías. A esta obra original, escrita en hebreo y arameo, se le agregaron
posteriormente algunos fragmentos en griego, que figuran entre los Libros
"deuterocanónicos".
A pesar del cambio de situaciones históricas, el libro de Daniel no ha perdido nada de
su actualidad, porque las fuerzas hostiles al Reino de Dios resurgen constantemente
bajo nuevas formas. Frente al orgullo, al odio, a la opresión y la injusticia, su mensaje
continúa alentando la fe y la esperanza de "los que son perseguidos por practicar la
justicia" y "trabajan por la paz" (Mt. 5. 9-10). Hasta que llegue "la salvación, el poder
y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías" (Apoc. 12. 10).
* El libro tiene dos partes diferenciadas y un apéndice: *La primera, compuesta de
relatos, cuenta la vida de Daniel y sus compañeros en la corte de Babilonia. Daniel es
un joven judío desterrado de Babilonia, intérprete de sueños, que alcanza, tras
algunos reveses, un alto puesto en la corte (Dn 1-6). Su figura y talante le asemejan a
José en Egipto (Gn 37-55). *La segunda se compone de cuatro visiones y su
interpretación (Dn 7-12). *El apéndice contiene tres relatos (Dn 13-14).
Primer libro de los Macabeos
Los libros de los MACABEOS son dos escritos independientes, que
relatan las luchas del Pueblo judío contra la dinastía de los Seléucidas,
en defensa de su autonomía política y su libertad religiosa. El título de
los mismos proviene del sobrenombre "Macabeo", aplicado primero a
Judas -el principal protagonista de aquella lucha- y extendido luego a
sus hermanos e incluso a sus partidarios. Según algunos, este
sobrenombre deriva de una palabra hebrea que significa "martillo", y
aludiría a los tremendos golpes que Judas asestaba a sus enemigos; otros piensan, en
cambio, que signifca "designado por Dios".
Para comprender los hechos relatados en estos Libros, es necesario tener en cuenta el
contexto histórico que dio origen a la rebelión de los Macabeos. En el siglo IV a. C., el
Próximo Oriente experimenta una enorme transformación política y cultural.
Alejandro Magno, el joven rey de Macedonia, se asegura el dominio sobre toda Grecia
y luego se lanza a la conquista del Imperio persa. Cuando una muerte prematura lo
sorprende en Babilonia, en el 323 a. C., él deja tras de sí el más vasto Imperio conocido
hasta entonces. Con sus conquistas comienza la época llamada "helenística", cuya
principal característica es la difusión de la cultura y la lengua griegas en toda la
cuenca del Mediterráneo.
Pero el Imperio de Alejandro no tarda en desmembrarse. Dos de sus generales se
reparten el Próximo Oriente: Tolomeo, hijo de Lagos, se adueña de Egipto y funda la
dinastía de los "Lágidas"; Seleuco se convierte en el soberano de Siria e inicia la
dinastía de los "Seléucidas". A raíz de esta división, Palestina se encuentra una vez
más entre dos fuegos. Durante un siglo predominan los Lágidas en Egipto, que se
muestran respetuosos de las costumbres nacionales. Pero en el 199 a. C., Antíoco III de
Siria derrota al ejército egipcio y Palestina cae en poder de los Seléucidas. A partir de
este momento, la dominación comenzará a desbordar el ámbito político, para
extenderse al terreno cultural y religioso.
La opresión del Pueblo judío entra en su etapa más crítica con el advenimiento de
Antíoco IV, que se hace llamar Epífanes, es decir, "manifestación divina" (175-164 a.
C.). Este rey no se contenta con profanar y saquear el Templo de Jerusalén, sino que
también hace edificar en la Ciudad santa una fortaleza, donde instala un
destacamento de guardia permanente. Luego promueve un vasto proceso de
helenización de las costumbres y prácticas religiosas locales. Así queda proscrita la
Ley de Moisés y se la suplanta por la legislación del Estado. Esta política de Antíoco
encuentra colaboradores entre los judíos de las clases pudientes, incluso entre los
sacerdotes. Muchos, en cambio, prefieren afrontar la persecución y la muerte antes
que renegar de su fe, con la esperanza puesta en el Dios de Israel. Otro grupo,
finalmente, se inspira en el recuerdo de los antiguos héroes nacionales y elige el
camino de la resistencia armada. A este grupo pertenecen el sacerdote Matatías y sus
hijos, y ellos emprenden la guerra de liberación narrada en estos Libros.
PRIMER LIBRO DE LOS MACABEOS
Este Libro, compuesto hacia el año 100 a. C., refiere los acontecimientos que van
desde la ascensión al trono de Antíoco IV Epífanes, en el año 175 a. C., hasta la muerte
de Simón, el último sobreviviente de los hermanos Macabeos, en el 134 a. C. El autor
es desconocido, pero sin duda se trata de un judío de Jerusalén, muy buen conocedor
de Palestina, que escribió su obra con el fin de exaltar a los héroes de la lucha por la
independencia. Los Macabeos son presentados como los nuevos "Jueces" de Israel,
suscitados por Dios para liberar a su Pueblo y restaurar la teocracia.
La precisión y vivacidad de ciertos relatos parecen indicar que el autor recogió el
testimonio directo de algunos combatientes. Pero él también tuvo acceso a los
archivos del Templo de Jerusalén, donde se conservaban los anales de los sumos
sacerdotes y otros textos oficiales citados en el libro. Además de estas fuentes, utilizó
un documento de la corte seléucida, que le permitió reconstruir la cronología de los
hechos. Sobre esta base compuso un relato de gran valor histórico, empleando los
recursos literarios propios de la época helenística. Por eso, a menudo exagera las
cifras de los enemigos, para exaltar las hazañas de los judíos. También pone en boca
de los héroes elocuentes discursos, que destacan la enseñanza fundamental extraída
de las victorias de los Macabeos: la fe en el Señor y la fidelidad a la Ley son una fuerza
más poderosa que un gran ejército.
Con el decurso del tiempo, la lucha religiosa de los Macabeos fue cediendo a las
intrigas políticas y a las ambiciones de poder. Llevado por el entusiasmo del triunfo y
de la independencia reconquistada, el autor pasa por alto este aspecto y aun corre el
riesgo de identificar el designio de Dios con las guerras de una nación. Eso no impide
que nos presente una historia profundamente humana, donde campean la
intransigencia de la fe y la pasión por la libertad.
LA PROSCRIPCIÓN DEL JUDAÍSMO Y EL COMIENZO DE LA GUERRA SANTA (167-
166 a. C.)
Un rápido bosquejo histórico describe la situación político-religiosa que desencadenó
la rebelión de los Macabeos. En una época en que todas las religiones paganas
tendían a fundirse en un vago sincretismo, Antíoco IV Epífanes decide eliminar los
particularismos dentro de su reino. Con este fin, promueve una especie de "revolución
cultural", destinada a imponer las costumbres y prácticas religiosas del Helenismo.
En abierta oposición contra esta política totalitaria, los sectores más intransigentes
del Pueblo judío reafirman la originalidad de su fe monoteísta y rechazan toda forma
de compromiso con el paganismo. Muchos pagan con la vida su fidelidad a la Ley,
pero el sacerdote Matatías convoca a la guerra santa y se refugia en las montañas,
con sus cinco hijos y un grupo de judíos fieles. Así encabeza un levantamiento popular,
que luego será continuado por sus hijos. El "testamento" de Matatías (2. 49-64) define
claramente el sentido de esta resistencia armada.
* Los dos libros de los Macabeos son en parte paralelos. Se ocupan del mismo período
histórico, auqnue de forma independiente y cada uno con su estilo y sus fuentes
propias. El primer libro comienza con la ascensión al trono del rey seléucida Antíoco
IV Epífanes (175 a.C.), y después de describir brevemente su brutal política antijudía,
narra la rebelión de Matatías, padre de los hermanos Macabeos, y la heroica gesta
religiosa y nacionalista de éstos, que culminará con la independencia de los judíos.
Segundo libro de Los Macabeos
El segundo libro de los MACABEOS no es la continuación del
primero, sino en parte paralelo a él, ya que se refiere a los mismos acontecimientos
del período comprendido entre el 175 y el 160 a. C., tomados de un poco más atrás y
relatados en un estilo diferente. Como lo señala su autor (2. 23), él se limitó a resumir
una obra mucho más extensa, redactada en cinco volúmenes por Jasón de Cirene, un
ferviente judío de sólida formación helenista. Todo parece indicar que este resumen se
llevó a cabo en Alejandría, poco después del 124 a. C.
Este Libro pertenece a un género literario muy difundido en aquella época,
denominado "historia dramática" o "patética", en el cual la narración de los hechos
históricos se convierte en un medio para conmover, entusiasmar o edificar al lector.
Eso explica el empleo de ciertos recursos "efectistas", destinados a suscitar la
adhesión o la repulsa, como son el lenguaje declamatorio y ampuloso, los epítetos
hirientes, el tono mordaz con que se trata a los adversarios y la acentuada
predilección por los elementos maravillosos.
A lo largo de toda su obra, que es una especie de "panegírico religioso", el autor trata
de inculcar el amor y la devoción hacia el Templo de Jerusalén, centro de la vida del
Pueblo judío. Esta idea ya está presente en las "Cartas" que figuran al comienzo del
Libro e imprime su sello al plan que ha guiado la composición del mismo. De hecho, la
historia relatada en él se desarrolla en cinco actos centrados alrededor del Templo, y
al final del Libro se deja clara constancia de que para Judas y sus hombres "lo primero
y principal era el Templo consagrado" (15. 18).
La forma explícita con que este Libro afirma la resurrección de los muertos y la
claridad con que destaca el valor de la oración por los difuntos y de la intercesión de
los mártires, le han merecido una especial acogida por parte de la Iglesia.
* El segundo libro de los Macabeos es bastante distinto. Comienza también con los
hechos del año 175 a.C., pero sólo llega hasta el 160 a.C. El autor confiesa que su obra
es un resumen de otra en cinco volúmenes escrita en griego por un cierto Jasón de
Cirene en honor de los bravos combatientes que con su sacrificio y el auxilio del Señor
salvaron el judaísmo: recuperaron el templo, liberaron la ciudad de Jerusalén y
restablecieron las leyes que estaban a punto de ser abolidas (cf. 2 Mac 1,19-32). El
resumen puede haber sido elaborado hacia finales del siglo II a.C., entre otras cosas
porque la primera de las dos cartas añadidas al comienzo del libro está fechada en el
124 a.C. Este segundo libro es mucho más teológico que el primero en la forma y en el
fondo.
Sabiduría
La SABIDURÍA es el Libro más reciente del Antiguo
Testamento. Fue escrito en griego, muy probablemente
entre los años 50 y 30 a. C., por un judío de Alejandría, la
gran ciudad egipcia convertida en el primer centro
cultural del mundo mediterráneo. El autor, sobre todo
cuando habla en primera persona (caps. 7 - 9), se presenta
como si fuera Salomón. Este artificio literario le sirve para
mostrar que su enseñanza, a pesar de estar presentada de
manera nueva y original, coincide con la auténtica
tradición sapiencial de Israel, representada por el más
célebre de sus "sabios" .
La obra está dirigida en primer lugar a la numerosa y floreciente comunidad judía
radicada en aquella ciudad. Lejos de su patria y en estrecho contacto con una cultura
brillante y ecléctica, ella corría el riesgo de dejarse seducir por los atractivos del
paganismo. Consciente de esto, el autor se propone demostrar a sus compatriotas que
no tienen nada que envidiar a los paganos y, por lo tanto, sería una insensatez
despreciar los bienes que la Sabiduría divina les había dispensado tan
generosamente. Al mismo tiempo, les recuerda el incomparable privilegio del Pueblo
elegido por Dios para comunicar a los demás pueblos "la luz incorruptible de la Ley"
(18. 4).
Sin embargo, también los paganos son indirectamente destinatarios del mensaje
contenido en este Libro. El autor se dirige a ellos para hacerles ver que Israel no es un
pueblo "bárbaro", ni un "enemigo del genero humano", como se lo consideraba con
frecuencia. Su Dios es el Señor misericordioso, que ama a todas sus criaturas (11. 24-
25) y las gobierna "con gran indulgencia" (12. 18). Ese Dios creó el mundo con
Sabiduría y se manifiesta a todos los hombres a través de sus obras. Sin embargo, los
paganos no supieron reconocer en las cosas creadas al Artífice y Soberano del
universo. Para dar más valor a esta requisitoria contra el paganismo, el autor usa el
lenguaje de sus propios pensadores, con intención no sólo polémica sino también
misionera.
El libro de la Sabiduría es una obra de síntesis. Su autor meditó profundamente los
escritos del Antiguo Testamento -especialmente el Génesis, el Éxodo, Isaías, los
Proverbios y el Eclesiástico- que sin duda había leído en la versión griega de los
"Setenta", compuesta precisamente en Alejandría a partir del siglo III a. C. Pero luego
repensó y desarrolló esos temas bíblicos con la ayuda de expresiones y conceptos
tomados de la filosofía griega. En este "diálogo de dos culturas" -después del
enfrentamiento violento de otras épocas- el Judaísmo supo enriquecerse con los
elementos asimilables del Helenismo, sin perder su propia identidad. Así abrió el
camino que más tarde habrían de seguir los primeros cristianos en la evangelización
del mundo pagano.
Aunque el Nuevo Testamento no contiene ninguna cita explícita de este escrito
sapiencial, es indudable que san Juan y san Pablo se inspiraron en él, sobre todo al
hablar de Cristo como Palabra, Sabiduría, Imagen y Resplandor de la gloria de Dios
(Jn. 1. 1; 1 Cor. 1. 24, 30; Col. 1. 15; Heb. 1. 3; 1 Jn. 1. 1).
LA SABIDURÍA Y EL DESTINO HUMANO
"¿Quién es el hombre que ama la vida y desea gozar de días felices?" (Sal. 34. 13). Esta
pregunta que tanto había inquietado a los antiguos "sabios" de Israel, se vuelve a
plantear en los primeros capítulos del Libro. La respuesta tiene ahora otra dimensión.
El destino último de cada hombre se decide en la vida presente, pero su retribución
definitiva se obtiene más allá de la muerte. Los justos pueden mantenerse firmes y
confiados frente al sufrimiento y afrontar serenamente la violencia de que son objeto
por parte de los impíos, porque la esperanza que han puesto en Dios está "colmada de
inmortalidad" (3. 4).
La fe en la resurrección de Jesucristo, "el primero que resucitó de entre los muertos"
(Col 1. 18), llevará a su plenitud el objeto de esta esperanza.
"Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se
revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la Palabra de la Escritura: La muerte
ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?" (1 Cor. 15.
54 - 55).
* Nos hallamos ante un libro sobre el arte de gobernar, un libro de teología política, es
decir, de reflexión sobre la política desde la fe, una obra que tiene como idea central
la justicia en el gobierno. No deja de ser un texto de sabiduría, de tema sapiencial,
pero que parte del convencimiento de que no existe sabiduría fuera de la justicia. El
autor finge ser el rey Salomón y escribe su obra para exhortar a los paganos-los que
regís la tierra (Sab 1,1), reyes gobernantes del c°be hasta sus confines… (Sab 6,1)- a
buscar y practicar esa sabiduría-justicia, porque con ella conseguirán todos los bienes
imaginables, incluso la inmortalidad (Sab 1,15; 8,17). La inmortalidad es, según este
autor, el primero y el único que lo afirma en todo el Antiguo Testamento, el verdadero
destino del hombre: Dios nos hizo la muerte, ni goza destruyendo a los vivientes… Dios
creó al hombre para la inmortalidad (Sab 1,13;2,23). Porque Dios es Señor, amigo de
la vida, una de las más hermosas cosas que se dicen de Dios en toda la Biblia (Sab
11,26).
Eclesiástico
A este Libro "deuterocanónico" -el más extenso de los
escritos sapienciales- se lo designa habitualmente de dos
maneras distintas. El nombre de ECLESIÁSTICO, que
significa "libro de la asamblea", se hizo tradicional en la
iglesia latina, quizá por la frecuencia con que se lo
utilizaba en los primeros siglos para la formación moral de
los catecúmenos y de los fieles. La mayoría de los
manuscritos griegos, en cambio, lo titulan "Sabiduría de
Jesús, hijo de Sirá"- en hebreo, Ben Sirá -y de allí deriva el
nombre de SIRÁCIDA, que también se le suele dar.
Mientras que la mayoría de los escritos sapienciales son atribuidos a Salomón, el
Eclesiástico es el único que lleva la firma de su autor. Este era un judío de Jerusalén,
culto y de buena posición, que se dedicó desde su juventud al conocimiento de las
Escrituras y a la búsqueda de la Sabiduría, sobre todo por medio de la oración (51.
13). Como fino observador, aprovechó sus frecuentes viajes para completar su
formación (34. 11). Convertido en "maestro de sabiduría", orgulloso de su raza y de su
historia nacional, dirigió en Jerusalén una escuela (51. 23), destinada a iniciar a los
jóvenes en la adquisición de la Sabiduría. Por último, hacia el 180 a. C., recogió por
escrito el fruto de sus reflexiones y de su larga experiencia.
La obra de Ben Sirá es un llamado de atención frente a la influencia de la cultura
griega, que no cesaba de expandirse en el Próximo Oriente desde las conquistas de
Alejandro Magno. Él comprendió que ese nuevo movimiento de ideas no tardaría en
entrar en conflicto con la fe de Israel. Para contrarrestar el peligro, puso todo su
empeño en preservar el patrimonio religioso y cultural del Judaísmo en esa época de
transición. A diferencia de los antiguos "maestros de sabiduría", que consideraban al
hombre nada más que en su condición de tal, al Sirácida le preocupaba antes que
nada la formación del hombre "judío". Según él, la Sabiduría se ofrece a todos, pero
puso su Morada en Israel y, en última instancia, se identifica con la Ley de Moisés. De
allí la necesidad de meditar constantemente "el libro de la Alianza del Dios Altísimo"
(24. 23), para adquirir la verdadera Sabiduría y vivir en conformidad con la voluntad
divina.
El Eclesiástico fue escrito originariamente en hebreo, pero el texto original cayó
pronto en el olvido. La obra se conservó gracias a la traducción griega realizada por
un nieto del autor, emigrado a Egipto en el 132. A fines del siglo pasado y en las
últimas décadas del actual se encontraron varios manuscritos hebreos, que abarcan
unas dos terceras partes del Libro. La traducción que damos a continuación es la del
texto griego, ya que es este el que fue recibido y transmitido por la tradición cristiana.
El Sirácida es el último testigo inspirado de la corriente sapiencial dentro de
Palestina. El ideal de vida propuesto por él tiene las limitaciones propias de su época,
pero también encierra valores permanentes, que fueron asumidos por el Nuevo
Testamento, especialmente en la Carta de Santiago. Por su profunda religiosidad,
unida a un sano sentido común, por su fidelidad a la Ley y su afán de encontrar en
todo un reflejo de la sabiduría de Dios, el autor de este Libro anticipa el retrato que
hará Jesús del "escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos": él "se parece a
un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo" (Mt. 13. 52).
PRÓLOGO DEL TRADUCTOR
La versión griega del Eclesiástico está precedida de un Prólogo, que generalmente no
se considera inspirado, donde el traductor explica los motivos que lo impulsaron a
llevar a cabo esta difícil tarea. Entre otras informaciones de interés, en este Prólogo
encontramos la primera alusión a la división tripartita de la Biblia hebrea: LA LEY,
LOS PROFETAS y LOS DEMÁS ESCRITOS.
1 Muchas e importantes enseñanzas nos han sido transmitidas por la Ley, los Profetas
y los otros Escritores que los han seguido, por los cuales se debe elogiar a Israel a
causa de su instrucción y su sabiduría. Pero es un deber para los que leen esos Libros,
no sólo adquirir ciencia personalmente, 5 sino también poder ser útiles a los de
afuera, con la palabra y los escritos. Por eso, mi abuelo Jesús, después de haberse
aplicado intensamente a la lectura de la Ley, de los Profetas 10 y de los otros Libros
de los antepasados, en los que adquirió una gran competencia, se decidió también él a
escribir algo sobre temas de instrucción y sabiduría, de manera que los hombres
deseosos de aprender, aplicándose a estas disciplinas, hicieran mayores progresos en
la manera de vivir conforme a la Ley.
15 Por lo tanto, ustedes están invitados a leer esto con benévola atención, y
amostrarse indulgentes allí donde pudiera parecer que, 20 a pesar de nuestros
denodados esfuerzos de interpretación, no hemos logrado acertar en alguna
expresión. Porque lo que está expresado en hebreo no conserva su misma fuerza
cuando se lo traduce a otra lengua. Y esto no sucede sólo aquí, sino que la misma Ley,
los Profetas 25 y los demás Libros presentan diferencias notables cuando se los lee en
el original.
Ahora bien, en el año 38 del rey Evergetes, cuando yo vine a Egipto y me quedé allí,
descubrí un ejemplar de esta valiosa instrucción, 30 y juzgué extremadamente
necesario aportar mi dedicación y esfuerzo a traducir ese Libro. He consagrado
muchos desvelos y ciencia, durante este período, hasta llevar a buen término y
publicar este Libro, para aquellos que, en el extranjero, están deseosos de aprender,
35 a fin de ajustar sus constubres a una vida conforma e la Ley.
COLECCIÓN DE SENTENCIAS
La primera parte del Eclesiástico incluye varios elogios de la Sabiduría, personificada
como una madre que alimenta a sus hijos (15. 2) y como una Palabra salida "de la
boca del Altísimo" (24. 3). Ella penetra todo el universo, pero "echó raíces en un
Pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su herencia" (24. 12), y es concedida
abundantemente a los que lo aman (1. 10). El "principio" y la "corona" de la Sabiduría
es el "temor del Señor", actitud que implica el respeto filial a la infinita grandeza de
Dios y la obediencia a su voluntad expresada en la Ley (1. 11-20). Aunque la Sabiduría
"viene del Señor" (1.1) y es un don divino, para alcanzarla se requiere un largo
esfuerzo personal. Ella no se deja conquistar fácilmente y al principio prueba a sus
hijos. Pero si estos superan las primeras dificultades y son dóciles a sus enseñanzas,
termina por revelarles sus secretos y alegrarlos con sus bienes (4. 17-18).
A partir de estas ideas, el Sirácida agrupa una cantidad de sentencias y exhortaciones
sobre las materias más diversas, sin ningún plan sistemático y con no pocas
repeticiones. Entre las normas de sabiduría práctica que deben regir la conducta, se
destacan la prudencia en las relaciones con los demás, la discreción en el hablar, la
humildad y el desapego de las riquezas, el dominio de sí mismo, la firmeza en la
educación de los hijos, la manera de cultivar la amistad y de comportarse con los
necios, la cautela en el trato con las mujeres, el cuidado de la salud y la práctica del
culto agradable a Dios. Por último, Ben Sirá hace algunas reflexiones sobre las
miserias de la vida (40. 1-11) y la condición mortal de los hombres (41. 1-4), sin
vislumbrar todavía la posibilidad de una justa retribución más allá de la muerte.
* Jesús ben Sirac es un judío de pura cepa, estudioso de la Sagrada Escritura, sabio de
profesión, viajero y palestinense tradicionalista. Se opone a las nuevas modas griegas
del tiempo, a veces es duro y enérgico, pero tiene buen humor y talante agradable.
Éste es el autor de este libro, el compendio de sabiduría israelita más completo que
existe. Lo escribió en Palestina hacia el año 180 a.C., cuando en el país, tras la
conquista de Alejandro Magno (333 a.C), soplaban ya fuertemente los vientos del
helenismo, aunque todavía sin la agresividad que tendría algunos años más tarde,
bajo el seléucida Antíoco IV Epífanes (175-164 a.C). Y lo escribió porque, como dice su
nieto en el prólogo, después de dedicarse intensamente a leer la Ley, los Profetas y los
restantes libros paternos, y de adquirir un buen dominio de ellos, se decidió a
componer por su cuenta algo en la línea de la sabiduría e instrucción, par que los
deseosos de aprender, familiarizándose también con ello, pudieran adelantar en una
vida según la Ley.
Baruc
Este breve opúsculo atribuido a BARUC -el discípulo y hombre
de confianza del profeta Jeremías (Jer. 32. 13-14; 36. 1-20; 43.
6-7; 45)- consta de varios fragmentos heterogéneos,
pertenecientes a autores y géneros literarios diversos. Dichos
fragmentos, originariamente independientes, fueron reunidos
en un pequeño volumen hacia mediados del siglo II a. C., en
alguna comunidad judía de la Dispersión.
A pesar de sus notables diferencias, los textos reunidos en el libro de Baruc presentan
un rasgo común: todos se refieren explícitamente al exilio babilónico, considerado
como una imagen simbólica de la situación en que se encontraban muchos judíos
dispersos en un ambiente generalmente hostil. Lejos de su patria, ellos llegaron a
comprender que el retorno de los deportados a Sión, después del exilio en Babilonia,
no podía ser la gloriosa restauración que el Señor había prometido a Israel (Is. 40 -
66), sino la prefiguración y la garantía de la misma. Mientras llegaba ese día tan
esperado, el libro de Baruc les recordaba que la conversión a Dios y la búsqueda de la
verdadera Sabiduría, identificada con la Ley de Moisés (4. 1), debían preparar el
camino a la intervención definitiva del Señor en favor de su Pueblo.
* Este es el texto del libro que Baruc, hijo de Neriyías, hijo de Maaseías, hijo de
Sedecías, hijo de Asadías, hijo de Jilquías, escribió en Babilonia,el año quinto, el día
siete del mes, en el tiempo en que los caldeos habían tomado e incendiado Jerusalén.
*Baruc es compañero y secretario de Jeremías. Bajo el control del profeta, él redactó
el año 605 a. C. los dicursos pronunciado por Jeremías, y él mismo los leyó ante el
pueblo en un día festivo. Tuvo que volver a leer dichos discursos ante los oficiales de
Joaquí y ante el propio rey, quien los iba destruyendo en el fuego según se los iban
leyendo. Y, al dictado de Jeremías, Baruc volvió a escribirlo todo, añadiendo algunas
cosas más (Jer 36,1 ss) Como símbolo de la pervivencia del pueblo y de la seguridad
del propio Baruc, Jeremías dio a su secretario, con todos los requisitos legales en
regla, un campo que había comprado a su primo Janamel (Jer 32, 11) y pronunció un
oráculo con la misma finalidad (Jer 45, 1ss). A la caída de Jerusalén, Baruc fue llevado
a Egipto con Jeremías.
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